Por motivos de fuerza mayor tuve que viajar a La Paz por temas de trabajo, nuevamente. No es que no me guste La Paz, pero las veces que tengo que ir me topo con muchas horas de desvelo y poco puedo ver de la ciudad. Esta vez eran dos días y una noche y todo pintaba que la historia se iba a volver a repetir.
Tenia que terminar un trabajo con el tiempo justo, poca oportunidad para desconcentrarse, sin embargo el sol daba para tomar unos ricos helados que disfruto comer en la plaza Avaroa.
En fin el primer día tuve un avance bueno, la cena fue de poca cantidad pero suficiente, caí de inmediato a dormir hasta el otro día.
Desperté al otro día y caí en cuenta que ya tenía que alistar mis cosas como para retornar en la noche. La panorámica del comedor del desayuno me daba un aire de tranquilidad confiado en terminar mi viaje satisfactoriamente.
El trabajo antes de mediodía me dió unos sustos, ya que tuve que rehacer dos pasos dentro del flujo de trabajo, los cuáles me daban la impresión de nerviosismo y aquel servidor estaba a punto de llegar al tope de su rendimiento.
En fin, todo salió bien por la tarde, me dejó algo tranquilo. Ya de noche las últimas horas fueron de paseo por el Prado, un tanto de momento de relajación antes de tomar mi transporte para el aeropuerto. Ya allí me topé con una demora de varios minutos. Pasadas la medianoche llegaba a Santa Cruz, nuevamente con la sensación de haberme ido durante mucho tiempo.
En fin, La Paz siempre tiene mucho que ofrecer pero yo tengo poco tiempo. La próxima espero, aunque a veces pienso que siempre para la siguiente tendré tiempo pero nada de nada.
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