Un objeto muy especial

Particularmente soy muy desordenado, en casa tengo un cuarto lleno de cachivaches, hace poco en una de mis clásicas búsquedas encontré un objeto muy particular que no pasó desapercibido para mi, era una maleta de color negra.



La compré en Cochabamba, cuando en una de mis vacaciones la tuve que comprar por necesidad ya que mi equipaje había crecido mucho por llevar regalos. Desde allí se hizo de alguna manera mi compañera muy discreta.

Tenia el tamaño adecuado, tenía ruedas y una mango retráctil para arrastrarla con facilidad, la usé mucho, a veces le ponía cosas muy pesadas, tanto que al final de su vida útil en un viaje desafortunado el resorte del mango se rompió, de manera que tenía que acomodarla a mano cada vez, de igual manera la seguía usando.

Me acompañó prácticamente por todo Bolivia, a veces me acompañaba hasta en tres viajes la misma semana. Fue víctima del robo de una laptop en el aeropuerto de La Paz, la llevé por calles con arena por el Beni, la llevé cuando tuve que pasar un bloqueo en Cochabamba, y fue muy aplastada en un bus cuando pasamos por Sucre, y así varias experiencias.

Me acompañó a Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Honduras. Me acompañó las seis horas de espera en el aeropuerto de Perú. A veces llevaba mi, ropa, libros y objetos de valor. Me acompañaba de noche en el cuarto de hotel en las trasnochadas de trabajo. Al hacer la maleta sentía un aire de aventura y al deshacerla un aire de nostalgia, y a veces mezcla de varios sentimientos.

Al verla allí un tanto con polvo me dió algo de pena y la limpié muy bien, le revisé sus bolsillos y aún tenía algunos pases abordo de varios viajes, además tenía unas tiras de colores para colocarle el identificador a la maleta.

Es un objeto muy especial por la historia que trae y la ayuda que me brindó, he dejado de viajar tan seguido como antes y en viajes menos prolongados, por lo que a veces una peque;a mochila es suficiente, pero maleta estará lista para otro viaje próximamente.